domingo, 16 de agosto de 2009

Cortina




Del lado de afuera, el frío muerde desde los huesos.

Del lado de adentro, los cuerpos exhalan el fuego que de ellos nace, las pieles lloran de emoción, las gargantas se secan en gemidos.

La ventana, pudorosa, inventa una cortina de vidrio empañado, una fiesta de gotas que bailan al ritmo de los alientos y hacen dibujos casi imperceptibles, tan efímeros que desaparecerán apenas unos minutos después de que los amantes se vistan.